"Desde que me tocó jugar con él en el 2006 hasta hoy es mucho más completo, es difícil de encontrar eso en un jugador (...), el Chapu es hasta irremplazable en algunos aspectos" aseguró Juan Sebastián Verón al ser consultado ayer por su sucesor.
El elegido, como ya había dicho en una nota anterior, es nada más y nada menos que Rodrigo Braña, su histórico compañero desde que arribó al club en aquel año, y el volante central ya estaba en el Pincha.
¿Qué hizo Braña para ser elegido por el máximo ídolo de la institución? Justamente ser su principal socio tanto dentro como fuera de la cancha, donde pese a su personalidad también fue ganando su lugar como líder en el vestuario.
En lo que tiene que ver con lo estrictamente futbolístico, llegó al León en el verano del 2005, elegido por Reinaldo Merlo por sus buenas actuaciones en Quilmes, con quien había clasificado para jugar la Copa Libertadores.
De ahí en más, nunca dejó el equipo. No le costó adaptarse, siendo habitualmente uno de los volantes centrales con Mostaza, alternando con Burruchaga y terminando de consolidarse con el Cholo Simeone, siempre con la 22 en la espalda.
Ahí fue que se encontró con Juan Sebastián Verón, formando la mejor dupla de volantes centrales de los últimos años del fútbol argentino. Y aquello que marca la Bruja sobre su evolución, tiene que ver con que dejó de ser sólo un recuperador para agregarle juego, asistencias y hasta algunos goles.
229 lleva disputados con la camiseta roja y blanca. Apenas siete ingresando desde el banco. Nueve goles marcados. Tres títulos ganados. Pero lo más importante, haberse ganado en base a sacrificio el cariño total de los hinchas, que ven la historia del club reflejada en el gladiador del mediocampo.
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