El pibe de los 100 goles en las Inferiores cocinó un triunfo cuando Estudiantes, a menos de 15 minutos para el final, se estaba quedando fuera de la Copa.
Habrá que agradecerle a un pibe que la excursión de Estudiantes por la Libertadores, un torneo que pega fuerte en el sentimiento profundo, sigue vigente. Se la jugó Leonardo Astrada y, en ésta, acertó. El misionero Ramón Lentini, grandote de 20 años, certificó sus antecedentes de goleador en Inferiores --acumuló un centenar de festejos-- con un cabezazo que fue a buscar arriba, tras centro de Galván, con buena parte de la ciudad. Fue gol, grito y desahogo cuando el reloj caminaba a las apuradas.
Le costó, y mucho, a Estudiantes, por responsabilidad propia y desparpajo ajeno. Se presumía que la derrota mínima en Lima habría de estimular ímpetus de ataque. Y así lo dispuso Leo Astrada. Pero a la ejecución le faltó coordinación, a la vez que tampoco ayudó la leve inspiración de los intérpretes.
Una línea de tres defensores puede ayudar a liberar a los volantes externos. Sin embargo, cuando el juego de recarga por un solo lado, los movimientos pierden sorpresa. El Pincha fue por derecha, con Angeleri, al que no lo benefició la pelota al pie y la partida repetida como volante. Su mejor aporte adelante, se sabe, se da cuando aparece libre, como campo con recorrer, algo que no sucedió a menudo en el primer tiempo. Encima, eso terminó por apretar a Salgueiro, otro que necesita más espacio para explotar.
El abuso por esa franja perjudicó a Enzo Pérez, que además suele moverse mejor por el costado opuesto al de anoche.
A los de atrás tampoco les fue sencillo ajustar el mecanismo, porque ofrecieron espacio generoso detrás de los volantes que fue copado por los peruanos. Estudiantes no ayudó, es cierto, pero Sporting Cristal hizo su aporte superado el pánico de los primeros 20 minutos. Fue en ese lapso, y sólo en ese tramo, cuando Estudiantes acumuló ocasiones para la ventaja (dos tiros libres de Verón, uno en el poste derecho, y un par de Boselli en posición franca). Luego, el Cristal se fortificó con la salida pulcra que le daba Palacios parado como ocho y el empeño expuesto por Hurtado.
Solito, el punta se las arreglaba para cuidar cada bocha que le llegaba y generar infracciones en terreno próximo a Andújar. Los de Perú no sufrían en su zona defensiva porque acumulaban hombres en una cobertura ordenada y porque Estudiantes iba con insistencia pero sin lucidez. La modesta influencia de la Brujita Verón explicaba tantas carencias.
Astrada metió mano en un cambio de piezas que, más allá de lo de Lentini (punta por extremo), supuso un intercambio superficial. Heredia se interpuso a Verón en un nuevo tiro libre y a un Alayes apurado en la definición sin mirar (creyó que estaba adelantado). El arquero visitante fue explicación de la demora en convertir, aunque no de las desprolijidades en la elaboración, un karma que se ha repetido en las presentaciones de este año.
Ahora, en fase de grupos, el Pincha tendrá que corregir defectos y potenciar virtudes. Darle pista al chico que ayer lo salvo parece recurso válido.
Fuente: Ole